Larduet en concierto
Larduet: los latidos de mi tierra
Cierta vez escribí una breve presentación para este trovador con quien he trashumado mundo. Larduet es sinónimo de la tierra caribeña donde él y yo nacimos: a la sombra del tambor y envueltos en los acordes del son nacido en el Oriente de Cuba. También su nombre se identifica con la poesía de la trova nacida también allí y que dio vida al Movimiento de la Nueva Canción cuyos símbolos son “Pablito” Milanés, Silvio Rodríguez y el finado Noel Nicola. A este Negro hermano lo custodia la magia de los sistemas religiosos de base africana que se instalaron en la región para remarcar el alto grado de sensibilidad y la capacidad creadora sin límites de los pueblos originales que habitan este Nuevo Mundo, si lo miramos desde la perspectiva del europeo. De ahí el título del presente escrito, con que quiero significar que aquella tierra tan poblada de creadores tiene un corazón en lo más profundo del pecho y retumba con finos aspergidos a través de ese instrumento mágico de cuerdas luminosas que es la guitarra, a la que acompaña nuestro hermano bohemio con una voz cascada y juguetona, con textos muchas veces salidos de su inspiración.
Con Larduet sigo de recorrido por Portugal y Galicia. Lo acompaño adonde quiera que va en razón de que soy fan de la creación y de la música. Y porque en cada una de sus interpretaciones se me revela el prodigio del talento de un artista auténtico y verdadero que ha sabido dejar bien en alto el nombre de mi patria donde quiera que ha "plantado" con su melena hirsuta de Rastafari y su estilo inconfundible que le ha ganado fama y prestigio, y me atrevo a desmentirlo: a base de talento, mucho “ángel” (ashé) y dedicación por delante. Enhorabuena por haberme vuelto a acercar al santiaguero dicharachero y alegre, siguiéndole sus pasos por el hermano México donde se ha estacionado. Y brindo por él y su poesía, como lo he hecho siempre que lo he visto cantar y rasgar su mágico instrumento.
José Millet
Coro, Venezuela, 2008.02.18.
